El horror,
la terrible tragedia,
la vergüenza,
las esquirlas de la estupidez,
las tonterías de la religión,
la oscuridad de la mirada,
la violencia de la desesperanza:
ningún militar los reparará,
ninguna bomba, ningún avión
ni tampoco más sangre.
La reparación sólo vendrá
de la sabiduría del corazón,
sólo de médicos, del arte de curar,
sólo del buen maestro,
de la maestra buena,
del enfermero árabe o judío.
La reparación llegará con el viajero pacífico,
con el que monta su bicicleta,
con el que lleva su sándwich,
con el que camina por las calles.
Reparará aquel que abra bien los ojos,
el de hablar piadoso,
el que escuche,
el que comprenda,
el que sepa pensar y esperar.
Reparará el que guíe
por sendas de amor y de altruismo,
el pintor, el poeta.
Los que estudien concordia
sabrán reparar.
Los jardineros de la paz.
10.10.23