A Paul Celan
Por sobre la cúpula de la transparente sinagoga,
desnuda, sin velos, sin muros,
sin cirios titilantes.
Por sobre el recinto
donde sólo sus víctimas aún se contemplan
unas a las otras, preguntándose: ¿dónde?
¿por qué?
Copos de nieve danzarines
que no quieren separarse de lo blanco
para fundirse en la celebración.
Una y otra vez, saltarán quedos
los trozos de cristal,
ostentando una falsa sonrisa.
¡Mira cómo vuela ese!
¡Cómo, con un sombrío guiño,
invita a las almas de todos
mis amores nuevos,
de corazones aún tibios,
a sumarse a la danza!
Si de la chimenea lagrimean chispas
y de los refugios violados,
sembrados de granadas,
saldrán, como de un vientre, níveos copos
por sobre la sinagoga vacía
donde una mano ciega tantea
la cintura destrozada pero aún blanda
para invitarla a un placentero vals de medianoche…
Si los cuerpos caen, incluso en sus descansos
sobre los rieles del tranvía urbano
o si desaparecen en el seno de la tierra
no cesará su danza
porque también de aquí nacerá un niño
y gritará al nacer: heme aquí.
Munich, 26/11/2023
Traducido al español por Gerardo Lewin